1.
La versión clásica: fascinado
por su propia imagen reflejada en una fuente, Narciso se arroja a las aguas y
se ahoga. La flor que lleva su mismo nombre crece allí, donde cayó su cuerpo,
enamorado de sí.
2.
Narciso no se reconoce en su
propia imagen. Por lo tanto no es él mismo quien lo fascina, sino su
desconocimiento. Ese otro que no existe ni más ni menos que esa imagen en el
agua. Va hacia ese otro que tampoco es él.
3.
Escribe Gerard Pommier sobre
la regresión tópica al espejo: Mientras que el neurótico celebra encontrase en
su imagen, verse tal como se olvida a cada instante, el psicótico se espanta de
percibirse tal como no consigue olvidarse, tal como aprehende siempre ser
apresado, ahogado en la omnipresencia de una mirada en la que su cuerpo corre
peligro de zozobrar.
4.
No amor, ni a uno, ni al otro, ni a la imagen.
Apenas la supervivencia
desesperada del animal.
2 comentarios:
Y sí nadie sé reconoce a sí mismo?
y sí es el resto el que hace de ti su propia visión y ella sé convierte en realidad.
Y sí sólo podemos reconocernos en los demás?
http://cartas-a-un-hijo-insomne.blogspot.com.es/2007/06/carta-quinta-palos.html
Un saludo hermano de letras
Vaya me equivoqué en el link, el que quería enviar
http://cartas-a-un-hijo-insomne.blogspot.com.es/2007/05/carta-segunda.html
era este. U saludo Insomne
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