13.8.12

odres

Algo falló a la salida de Cafarnáum. Preguntaste si aún llevaba los dones conmigo. «No lo sé. Tengo los odres, el barro y las tinajas». Dijiste que sólo el vacío de los cuencos era real. Me pediste un abrazo. No porque todo se desmoronara. Sino a pesar de eso.



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